jueves, 5 de junio de 2014

Crisis time

 Hay etapas en la vida que según donde estés te pega o no la crisis de la edad.
 
   Mi  teoría es que la causa de algunas crisis es no poder lograr un punto intermedio o un equilibrio. Las situaciones se van presentando, algunas planeadas y otras inesperadas, de alguna u otra manera las vas sorteando pero sin un plan y eso me recuerda cuando te enseñas a manejar, vas por las avenidas y al no saber cambiarte de carril por miedo, el tráfico te llevaba por donde él quiere.
 Así la vida, cuando no tienes un plan te va llevando por caminos que muy probablemente te alejan de a donde realmente querías llegar. Pero ese no es el verdadero problema, el asunto es que hay momentos en las que debes de soltarte y fluir, no aferrarte, dar un espacio para que todo tome su rumbo. Entonces como identificar hasta donde debes sostenerte y a partir de donde te tienes que soltar.
 Y aunque sé que no es exclusivo del genero femenino y mucho menos de las  madres, es cierto que esas condiciones le agregan cierta dificultad al laberinto. Y esa es principalmente la crisis que en este momento nos ocupa.
Viviendo en pareja y teniendo hijos, el asunto de equilibrarte se complica, por que la rutina y las responsabilidades te adentran en el papel de madre y esposa hasta que sin darte cuenta ya te has desdibujando.
 Ya no puedes pensar sólo en ti y en tus proyectos pero tampoco puedes permitirte olvidar que eres un individuo y como tal necesitas espacio.
 Eres parte de una familia, vives en pareja, tus decisiones afectan a otros, tienes la responsabilidad de cuidar, formar y educar a tus hijos, decidiste compartir tu vida con alguien para crecer madurar y caminar de la mano pero eso jamás significo renunciar a tí. Ahí es donde radica el problema, donde los tiempos no alcanzan y encontrar el momento de hacer lo tuyo pareciera misión imposible. 
 En otros tiempos casarte era sinónimo de renunciar a tus gustos y proyectos, había mamás de tiempo completo y hombres machistas, ahora hay hijos compensados materialmente por el tiempo que no les brindan y un hogar lleno de individualismo, pero ninguna de estas situaciones es mejor que la otra, estamos en un proceso de aprender a encontrar el punto medio, estoy segura de que hay una manera de encontrarte contigo misma sin desprenderte de tu instinto materno, sin sacrificar el amor de tu pareja, que finalmente son los que elegiste para tu vida.
Nuestros hijos merecen madres felices completas y satisfechas, no sufridas y abnegadas que tarde o temprano les cobrarán cada sacrificio, pero también merecen un hogar con armonía, trabajo en equipo disciplina y muchos abrazos.
Así que por mi parte en esta crisis por la que atravieso trataré de encontrar el equilibrio entre la mamá, la amiga, la esposa, la hija y yo.